Esto sucede en Patzún y la cabecera de Chimaltenango, también en Jocotenango, Sacatepéquez. Los mismos vecinos apoyan.
Por José Pablo del Águila
En tiempos de guerra, los ejércitos portaban banderas blancas en busca de un diálogo con el enemigo o un alto al fuego. Hoy, sin el protagonismo de una guerra, pero con una pandemia, los banderines adquieren un significado distinto en los pueblos: quien los cuelga apela a la solidaridad de sus vecinos para que le provean alimentos.
Esta práctica comenzó en Patzún, Chimaltenango, donde se detectó el primer contagio comunitario de COVID-19, el 5 de abril. Desde entonces, se impuso un cordón sanitario en el territorio para que nadie entre o salga.
Jorge López–Bachiller, vecino de Patzún, contó que algunos hogares con escasez de alimentos cuelgan banderas blancas para que los auxilien. Actualmente disminuyó esta práctica gracias a donaciones de comida que los bomberos llevan a familias con necesidad.
Sin embargo, las fotos de hogares con banderas se expandieron por redes sociales y la iniciativa se propagó a otros municipios como Jocotenango, Sacatepéquez, y Chimaltenango, cabecera.
En Jocotenango, alrededor de una veintena de hogares colgaron sus mantas para pedir comida, cuenta el alcalde Marcus Alexander González. El jefe edil describe a su municipio como un “pueblo dormitorio”, la mayoría de vecinos son vendedores de la economía informal que acuden a la Antigua para realizar su actividad comercial.
El protocolo que sigue la Policía Municipal (PM) cuando ve una bandera blanca es acudir a la vivienda en horario de toque de queda y pide autorización a los dueños para ingresar y verificar las condiciones en que vive la familia. Si consideran que requieren una bolsa de alimentos, se les provee. Las donaciones las han hecho empleados municipales y se analiza comprar más víveres, dice el jefe edil.
González hace un llamado para que solo los vecinos con precariedad coloquen sus banderas.
“(En un patrullaje) vimos una casona que tenía una bandera blanca y la policía pensó que ahí no había necesidad, pero cuando ingresaron se percataron de que eran varias familias las que alquilaban cuartos. Todos tenían gran necesidad”, contó el alcalde.
Mónica Oseida, vecina del lugar, ha visto al menos tres banderas blancas. Cuando los vecinos conocen a quienes habitan en la vivienda, les otorgan ayuda, si no prefieren notificar a la municipalidad para que a través de ellos entreguen donaciones.
Los vecinos también publican en páginas comunitarias de Facebook cuando observan una bandera para que otras personas ayuden. Algunas de estas páginas son PMT Jocotenango, y “No te quedes sin comer”.
En la cabecera de Chimaltenango, según el alcalde Carlos Alexander Simaj, también cuelgan mantas blancas. Esta señal ayuda a la municipalidad porque vecinos solidarios se acercan y proveen alimentos. Esto le permite a la comuna repartir alimentos en otras áreas a donde aún no llega ayuda.
“Hemos visto alrededor de 50 casas con banderas blancas, pero hemos llegado a unas 30 porque a las otras 20 ya las ayudó algún vecino. En total hemos repartido ayuda a 600 casas de adultos mayores en pobreza”, dijo Simaj.
También circulan en redes sociales el significado de banderas de otros colores. El negro, una mujer que sufre de violencia y rojo si los ancianos necesitan medicamento, víveres y alimentos, pero de momento en los municipios solo se ha hecho uso de la blanca.
Se consultó con Miguel Ovalle, presidente de la Asociación Nacional de Municipalidad (Anam), también alcalde de Salcajá, Quetzaltenango, si conocía otros municipios donde se usara esta iniciativa de solidaridad, pero dijo que no tenía información.
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