En dos de cada diez hogares reciben agua entubada en Tecpán, Santa Apolonia y Patzicía

15 diciembre 2020

De los 16 municipios de Chimaltenango estos tres son los que menos cobertura ofrecen. San Andrés Itzapa es el que más cobra y el único que no clora el agua antes de distribuirla.

En Santa Apolonia la cuota es de Q1 al mes y solo dos de cada diez hogares tiene servicio de agua domiciliaria. Foto: Facebook municipalidad de Santa Apolonia.

 

Por Jhonny Anona

 

Ojoconmipisto contactó a las 16 municipalidades del departamento de Chimaltenango para preguntar cuánto cobran al mes a sus vecinos por el servicio de agua, y si además es clorada.

En tres de ellas, San José Poaquil, Santa Cruz Balanyá y Patzún, no respondieron en ninguno de los números de teléfono que registran y tampoco tienen sitio activo en internet o de redes sociales. Sus alcaldes tampoco atendieron a las llamadas y mensajes. De Patzún se obtuvo la información a través de sus vecinos.

En la cabecera la cuota mensual es de Q20 y llega a siete de cada diez viviendas.

Los vecinos de San Martín Jilotepeque, San Juan Comalapa y Parramos pagan Q10, en Zaragoza Q10.50 cada mes.

En tres municipios no hay una cuota única. En El Tejar oscila entre Q10 y Q25, Patzicía de Q15 a Q25, y en Patzún de Q16.50 a Q25. Según dijeron era por un tema de antigüedad. Los servicios más viejos pagan menos y a los más recientes se les incrementa conforme las administraciones lo establecen. El Tejar es el único que abastece a nueve de cada diez domicilios.

En Patzicía solo el tres de cada diez vecinos tiene servicio de agua entubada. En Guatecompras la comuna reporta este año tres adquisiciones de pipas de agua por Q87 mil, Q88 mil y Q89 mil, para abastecer a los vecinos y tanques públicos. El municipio se caracteriza por sus extensas siembras de hortalizas, para exportación principalmente. Para obtener el agua, cada agricultor perfora pozos en sus terrenos a profundidades cada vez mayores. La alteración del ciclo hídrico y el uso desmedido del agua, empiezan a poner en apuros al municipio.

San Andrés Itzapa es el municipio que más cobra por el servicio, Q30 mensuales. Ocho de cada diez hogares tienen el servicio, sin embargo, el agua que les llega no es clorada.

Luego están los que menos cobran. En San Miguel Pochuta la cuota es de Q8. Acatenango cobra Q6. San Pedro Yepocapa Q1.50 al mes.

Por último, Santa Apolonia y Tecpán Guatemala cobran por cada servicio Q1 y Q3, respectivamente. También tienen las tasas de cobertura más bajas, sólo el 26 por ciento (casi tres de cada diez) tiene acceso a agua entubada.

Francisco Tepaz Ajú, alcalde de Santa Apolonia, lamenta la poca recaudación que obtienen por el servicio. “No alcanza ni para el salario de un fontanero. Todo el subsidio lo da la municipalidad”, dice. A pesar de que han intentado elevar la cuota mensual, la población se ha opuesto.

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En municipios como Yepocapa y Parramos, el que no haya contadores de agua en las casas también dificulta saber el consumo real por familia y establecer cobros a partir de esos datos.

San José Poaquil y Santa Cruz Balanyá no dieron información, en ambos municipios siete de cada diez casas tienen agua entubada.

Todas las cuotas mencionadas antes es lo que las comunas cobran en los cascos urbanos. Pero en las aldeas son los Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocodes) los que establecen el precio del servicio, también se encargan de clorar su agua, es el caso de Comalapa. En las comunidades de Zaragoza el costo dependerá del consumo que indiquen los contadores.

En el departamento de Chimaltenango hay un total de 126 mil hogares, de los que 73 mil tienen servicio de agua entubada. Los demás se abastecen de chorros públicos, pozos, ríos, nacimientos y pipas de agua, según el Censo 2018 del que se extrajeron los datos de la cobertura municipal.

El artículo 68 del Código Municipal deja en claro la competencia de las comunas para abastecer de agua potable y clorada a los domicilios.

 

Inventario de aguas

Para Raúl Maas Ibarra, director del Instituto de Investigación y Protección sobre Ambiente Natural y Sociedad (Iarna) de la Universidad Rafael Landívar, las comunas deben tener un inventario de cuánta agua disponen en sus distintas fuentes. Lo que incluye la cantidad de lluvia que cae. “Luego cuánta es la demanda del municipio: para consumo humano, producción de alimentos, industria, y vida silvestre”.

A partir de ahí deberían establecer sus prioridades de inversión en infraestructura para el agua, señala. “No solo se trata de llevar agua entubada, tiene que ser de calidad para el consumo humano”.

Según Maas las comunas sí deberían subsidiar buena parte de los costos para abastecer de agua a los vecinos, sobre todo en regiones donde las cuotas de agua son impagables para la población en situación de pobreza. Por otro lado, sugiere crear campañas de sensibilización ciudadana sobre el valor del agua. “Las comunas tendrán que ser muy creativas en la forma que gestionan sus sistemas”, dice.

Otro punto que debería estar presente son las agroindustrias. “¿Cuánto pagan por consumo del agua? De eso no se habla, piensan que es gratis”, arguye.

A su parecer en el futuro las comunas deberán aprender a gestionar el agua de lluvia, para la que habría que construir represas y establecer mecanismos para su cosecha. “Puede ser una de las grandes innovaciones municipales”, apunta.

 

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