El Gobierno de Guatemala oculta datos de los beneficiarios de los fondos de rescate

12 noviembre 2020

CLIP en alianza con Guatemala Leaks (plataforma periodística integrada por Agencia Ocote, El Intercambio, Ojoconmipisto y Plaza Pública) confirmó que el gobierno no quiere revelar quiénes fueron los beneficiarios de los fondos de rescate a trabajadores y empresarios. Testimonios de pequeños empresarios y profesionales revelan que el beneficio no fue para ellos, pero sin información sobre estos dineros públicos, es difícil saber si ellos son la norma o la excepción.

 

Ilustración: Miguel Méndez

 

Por Angel Sas, Guatemala Leaks*

 

De madrugada, y con acceso limitado para la prensa, el Congreso aprobó cuatro programas de rescate económico para empresas, profesionales y trabajadores guatemaltecos. En dos sesiones —25 de marzo y 3 de abril—, los diputados autorizaron préstamos y bonos por Q5,230 millones (US$672 millones) para paliar las consecuencias de la pandemia.

Los fondos fueron bautizados como: Protección de Capitales, Crédito para Capital de Trabajo, Protección al Empleo y Desarrollo de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa.

El Gobierno delegó la gestión de los recursos a tres bancos privados y tres cooperativas. Transcurridos siete meses, las entidades bancarias entregaron casi la totalidad del dinero —equivalente al 1% del Producto Interno Bruto (PIB)— pero las autoridades se rehúsan a informar quiénes son los beneficiados.

Guatemala Leaks, como parte de una colaboración transfronteriza con Poder de México, Contracorriente de Honduras, Canal 13 Noticias de Costa Rica y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), hizo las consultas a dos ministerios, un banco estatal y seis entidades financieras privadas. Ninguno dio información concreta sobre las empresas o personas que recibieron los préstamos o los bonos girados por tres de los cuatro fondos. El cuarto, destinado a la micro, pequeña y mediana empresas (mipymes) y canalizado a través de cooperativas, aún no ha sido habilitado.

El diputado Orlando Blanco, del partido de oposición Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), denunció el martes 10 de noviembre que entre los beneficiarios del fondo Protección al Empleo figuraban un partido político y una empresa vinculada con el ex ministro de Comunicaciones, Alejandro Sinibaldi, que guarda prisión. Identificó los nombres de los empleados y los montos percibidos. Obtuvo esta información porque las autoridades están obligadas a responder los requerimientos de los legisladores.

El listado de beneficiarios, sin montos ni días trabajados, también lo consiguió el centro de pensamiento Diálogos por acceso a la información. La clave está en que el ministerio de Economía decidió hacer públicos los datos cuando terminó el estado de calamidad. Guatemala Leaks hizo de nuevo la solicitud el día 10 sobre este fondo para fiscalizar la información.

 

Diputados participan en la plenaria del martes 17 de marzo, asisten con mascarilla. Ese día el Congreso se declara en sesión permanente. Foto: Simone Dalmasso.

 

Esta opacidad contrasta con otros programas en los que los destinatarios finales no son empresas. Diputados de la UNE revisaron los beneficiarios del Bono Familia que pretendía entregar Q1 mil mensuales por tres meses a cada hogar en condiciones de pobreza. Tras revisar el padrón de quienes recibieron los aportes encontraron más de siete mil fallecidos. El ministerio de Desarrollo lo atribuyó a tres variables: las familias reportaron los decesos al Registro Nacional de las Personas (Renap) fuera del plazo que establece la ley (tres días); dieron los nombres de los propietarios de las viviendas que alquilaban, o que algunos fallecieron por la pandemia entre la primera y segunda entrega.

El programa entregó dos de los tres pagos. El tercero será de Q250 (US$32)  porque, según las autoridades, la cantidad de beneficiarios fue mayor. Al 7 de noviembre se había ejecutado el 91 por ciento de lo asignado, es decir, Q5.474  millardos (US$704 millones) de los Q6 millardos (US$771 millones).

 

Ilustración: Miguel Méndez

 

Alivio para las finanzas empresariales

 

El 5 de marzo, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, decretó Estado de calamidad por la pandemia de la covid-19. Once días después cerró las fronteras y el aeropuerto; suspendió todas las actividades económicas no esenciales y ordenó un toque de queda desde las cuatro de la tarde. Esto frenó la economía en seco.

Como respuesta, el Congreso aprobó Q1,850 millones (casi US$238 millones) para el Fondo Protección al Empleo para aliviar la carga laboral a las empresas que pagan seguridad social y otras prestaciones de ley. Así suspendieron los contratos laborales, y el gobierno asumió el pago de los trabajadores suspendidos por tres meses. Estableció una retribución diaria de Q75 (US$9.64) –Q2,250 mensuales (US$289)–. El ministerio de Trabajo habilitó un formulario electrónico para hacer un trámite exprés.

El programa tardó casi un mes en arrancar y fue hasta la segunda semana de mayo cuando los trabajadores pudieron acudir a los cajeros automáticos a retirar su dinero. Con la suspensión del estado de calamidad, el pasado 30 de septiembre, el Ejecutivo decidió trasladar el remanente a trabajadores “de los sectores más golpeados por la crisis derivada de la covid–19”, como el turismo, hotelería y artistas. Sin embargo, el martes 10 de noviembre, el Congreso destinó esos recursos a los departamentos afectados por la tormenta Eta.

La industria manufacturera, incluye maquilas, fue el sector que más atención recibió en los primeros meses. Según el ministerio de Economía, para el 19 de octubre pasado, el 19.7% de la ayuda se destinó a trabajadores de esta área. El titular de Economía, Antonio Malouf, es ingeniero textil y presidió la Asociación Guatemalteca de Exportadores –Agexport– y el Cacif que aglutina asociaciones agrícolas, comerciales, industriales y financieras del país.

Una fuente de la cartera de Economía indicó que en los primeros meses del programa (mayo, junio y julio) las maquilas tuvieron prioridad, luego comenzó a beneficiar a otras empresas. Al 19 de octubre, la segunda actividad económica atendida fue hoteles, ocio, viajes, alojamiento y restaurantes (18.7), y comercio (17.6).

 

Crédito: Análisis de datos: Rigoberto Carvajal, CLIP.

 

Datos entregados a Guatemala Leaks por la Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP), parecen confirmar esta información. A 17 de agosto, cuatro de las cinco compañías que más empleados suspendieron eran maquilas: Sam Sol con 2,121 trabajadores, Sae A Texpia con 2,110, Denimville con 1,756 y Koa Modas con 983. Pero al 10 de septiembre, los datos ya habían cambiado: la industria manufacturera pasó a ser el cuarto grupo más beneficiado, con el 14.84%.

El ministerio de Trabajo entregó un listado de 17,115 empresas que solicitaron la subvención y el número de empleados, pero no identificó a los trabajadores ni los montos entregados. Luego de contrastar con la información de Guatecompras, se constató que al menos 7,798 han sido proveedoras del Estado.

Yorleny Patzán es operaria de la fábrica Winners  que reportó 177 empleados. Es una empresa que se dedica a la confección de ropa para GAP, Old Navy y piezas que Walmart vende en Estados Unidos y Canadá. Ella fue suspendida junio y la mitad de julio. Sin embargo, sólo recibió Q1,700 (US$218), el equivalente a 22 días. “ Otras compañeras recibieron menos. No sé por qué”, dijo.

Esto se repitió en otras maquilas como Sam Sol, Koa Modas y Texpia. Las tres admiten que el programa ayudó tanto a la empresa como al trabajador, pero los pagos fueron parciales. En Sae A Texpia, 101 personas tampoco recibieron su pago completo. “Hemos llamado al ministerio a preguntar, pero lo único que nos dicen es que tengamos paciencia. Nos dijeron que aun cuando termine el estado de calamidad, les darán el bono”.

Las respuestas del ministerio de Trabajo a sus consultas varían. En algunos casos, lo atribuyen a que el patrono no actualizó la base de datos como debía hacerlo cada 15 días. Y si esto fue así, se perdió el beneficio. “Se requiere una investigación para recuperarlo”, dijo Byron Dardón, de la oficina de comunicaciones de Economía.

Este programa también apoyó a iglesias y fundaciones. Fue el caso de la iglesia evangélica Cristo Maranatha. La administradora dijo que como los seguidores dejaron de asistir a los servicios se quedaron sin recursos para pagar a los empleados y al pastor de la congregación. El fondo sirvió para pagarle a ocho personas y seguir adelante. “Dios fue muy misericordioso y no todos los fieles dejaron de donar”, indicó.

La Fundación Católica Trigo, por su parte, se registró ante el ministerio, y  solicitó la ayuda gubernamental para dos personas porque su comunidad dio donaciones y alimentos.

Las organizaciones y las empresas beneficiadas no tendrán la obligación de reintegrar los dineros públicos con los que se pagaron a sus trabajadores. Y ante la renuencia del Gobierno a informar, se desconoce cómo se distribuyó el fondo entre las diversas empresas, ni cuántos empleados recibieron los pagos completos o parciales.

El ministerio de Trabajo autorizó las suspensiones por tres meses y trasladó el listado de trabajadores por empresas a la cartera de Economía. Este verificó la información –nombre completo, documento de identidad, teléfono celular, fecha de suspensión–  y la trasladó al banco estatal que recibió los recursos –Crédito Hipotecario Nacional (CHN)–, y este hizo la transferencia a los trabajadores.

 

Beneficiarios del fondo de Protección al Empleo esperan el turno para recibir su compensación económica, el viernes 05 de junio, frente a la agencia del Banco Crédito Hipotecario Nacional ubicada en la zona 1, Ciudad de Guatemala. Foto: Simone Dalmasso.

 

El Gobierno ofreció pagar Q2,250 mensuales (US$289) –monto menor al salario mínimo–  durante tres meses para un total de Q6,750 (US$868). Sin embargo, el monto fue menor. Según la respuesta que el CHN dio a esta alianza periodística, al 8 de octubre había pagado Q1,132,988,550 (US$145.6 millones) a 184,660 trabajadores. Es decir, un promedio de Q6,135,53 por persona (US$789).

La retribución mínima mensual para el sector de maquila es de Q2,831.77 (US$368), la menor de las tres categorías establecidas por el ministerio de Trabajo para este año. Las otras dos, agrícolas y no agrícolas, ascienden a Q2,992.37 (US$389) y Q3,075.10 (US$,399), respectivamente.

“Nos ayudó porque si no hubiéramos tenido que despedir gente. Todos pasamos problemas en la pandemia. (El monto) es mejor que nada. Aún faltan siete personas a quienes les paguen todo”, dice el encargado de recursos humanos de OK Modas. Esta maquila reportó 348 trabajadores.

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Los préstamos sin rostro

 

Otro de los fondos ideados para ayudar al sector privado durante la pandemia fue el de Protección de Capitales. Este ofreció créditos al 4.68%, una tasa hasta dos tercios más baja que la promedio reportada por el Banco de Guatemala (Banguat) –12.49%–,  y mucho menor que la que cobran los bancos por algunos créditos comerciales, la cual  puede llegar hasta el 28.51%.

Los créditos tenían como objetivo que el sector productivo sobreviviera el cierre y no hiciera despidos masivos. Para ello, ofreció préstamos hasta por 15 años que requirieron garantía fiduciaria, mobiliaria o hipotecaria, según el caso. Una cooperativa de ahorro y crédito podría optar hasta por Q5 millones (US$642,673), una empresa por Q2 millones (US$257,069), comerciantes individuales por Q160 mil (US$20,565); profesionales, Q100 mil (US$12,853) y emprendedores hasta Q30 mil (US$3,856). Todos los préstamos tienen un año de gracia, sólo deben pagar los intereses.

Para este fondo, en abril, el Congreso destinó Q250 millones (US$32.15 millones), pero fue hasta julio —tres meses después—, que el CHN comenzó a dar los préstamos. Empresarios que solicitaron el crédito una semana después de ser anunciado dijeron que nunca obtuvieron respuesta de parte del banco.

 

Una encargada del banco Crédito Hipotecario Nacional mide la temperatura a los beneficiarios antes de entrar a la agencia. Foto: Simone Dalmasso.

 

José Moreira fue uno de ellos. Motivado por la tasa de interés más baja que la de los bancos privados, decidió comenzar el trámite en el CHN para salvar su empresa de elaboración de bebidas y no despedir a cinco empleados. El 16 de marzo, cuando Giammattei cerró el país, le debían productos que había dado a crédito, en especial a bares y restaurantes que fue el segundo sector más afectado.

Reunió los documentos y la última semana de abril fue a entregarlos. Pero le informaron que los préstamos inmobiliarios e hipotecarios —que tenían un límite de crédito de Q2 millones (US$257,069)— no estaban habilitados. Solo podían ofrecerle el fiduciario –Q160 mil máximo (US$20,565)– a tres años plazo.

Moreira firmó los papeles y salió con la esperanza de haber encontrado un alivio para sus finanzas. “El proceso sí avanzó, luego hubo un silencio total en el CHN. Nunca me dieron respuesta. Jamás llegó el préstamo”, reitera el empresario que ahora vende las bebidas de puerta en puerta, junto con sus empleados. “Quedé muy decepcionado. Mi empresa tenía todo en ley”, dice. Hasta la fecha sólo ha recuperado un 40% del producto dado a crédito. “No tengo nada para agradecer al gobierno. Si no quebramos, fue por el esfuerzo de mis trabajadores”.

La falta de transparencia (y de resultados) en el caso de Moreira, muestra la misma opacidad con que el gobierno maneja la información sobre estos programas. Ante la pregunta de Guatemala Leaks de quiénes, qué sectores o qué tamaño de empresas se habían beneficiado, el CHN dijo que no podía responder porque la información de sus créditos estaba protegida por el secreto bancario, según la Ley de Bancos y Grupos Financieros, y sólo la daría si un juez lo ordena.

Guatemala Leaks presentó un recurso de revisión y argumentó que se trata de fondos públicos. Pero este fue rechazado por la junta directiva CHN, presidida por Gustavo Adolfo Mancur Milián.

“Los fondos públicos deben poder ser auditados por cualquier persona. Lo que hace el CHN está fuera del marco de ley”, indicó Lilian Sierra, titular de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión de Acceso a la Información Pública (Secai). Esta dependencia del Procurador de los Derechos Humanos –la autoridad reguladora de la LAIP–  ya recibió dos denuncias al respecto. La Dirección de Procuración, agregó, realiza el análisis legal para determinar qué procede. “Puede ir a la Contraloría de Cuentas para una sanción administrativa o al Ministerio Público para que realice una investigación penal” explicó.

Víctor Mancilla, ex superintendente de Bancos, explicó que debido al secreto bancario no se puede dar a conocer información de cuentas bancarias. “Como se trata de dinero público debe ser el ministerio de Finanzas quien dé la información o autorice al banco entregar los datos de los préstamos otorgados”.

 

Un solitario transeúnte pasea frente a las tiendas cerradas de la Sexta Avenida, en la tarde del martes 17 de marzo, al principio de la pandemia. Foto: Simone Dalmasso.

 

Lo que sí compartió el banco fue que hasta la fecha consultada —8 de octubre—,  había colocado casi todo el dinero Q237 millones (US$30) de los Q250 millones (US$32) en 458 préstamos. Las empresas se llevaron Q220 millones (US$28); comerciantes individuales obtuvieron Q10.5 millones (US$1.34); los profesionales recibieron Q5.4 millones (US$690,000) y a los emprendedores les dieron Q1 millón (US$128,534).

En la Contraloría General de Cuentas no respondieron la consulta si ya habían recibido información por parte del CHN en el proceso de auditoría a estos fondos de rescate.

Alberto Ramírez tuvo una experiencia similar a la del microempresario Moreira. Su empresa, que distribuye productos químicos para ingenios azucareros, había facturado Q8 millones (US$1.02 millones) en los últimos dos años. Debido al cierre de actividades no realizó venta alguna por dos meses. En la última semana de mayo solicitó un préstamo al CHN por Q600 mil (US$77,120)  tres años plazo a una tasa de interés de 4.8%.

Dos meses después lo contactaron del CHN y le dijeron que trasladarían su solicitud a otro programa: Fondo de Crédito para Capital de Trabajo, pero debía ampliar su solicitud hasta Q1 millón (US$128,534) con una tasa del 6%. Llenó los documentos. Hace dos meses de eso y perdió la esperanza de obtener una respuesta.

 

De banco en banco

 

El Congreso aprobó Q2,730 millones (US$351 millones) para financiar el fondo de Capital de Trabajo con el fin de dar préstamos a empresas y comerciantes para que continúen con sus operaciones. El crédito tiene un límite de Q250 mil (US$32 mil), el cual puede pagarse hasta en ocho años, con una tasa de interés del 6%.

Según el Banguat, los bancos sólo ofrecen esta tasa al sector conocido como “empresarial  mayor” que solicita préstamos mayores a Q5 millones (US$ 650 mil). De lo contrario, la tasa promedio oscila entre el 12 y 28%, dependiendo de cada institución financiera.

De acuerdo con el presidente del CHN, Mancur Milián, para que su institución manejara este flujo de dinero se requiere reformar la ley orgánica del banco para adaptar plazos, tasas de interés, crear nuevas agencias y contratar más personal. Pero, estas reformas no avanzaron en el Congreso.

Por ello, el CHN firmó acuerdos con tres bancos del sistema para que dieran los créditos: Inmobiliario al que trasladaron Q200 millones (US$26 millones), Banrural con Q550 millones (US$71 millones) y Banco de los Trabajadores Q50 millones (US$6 millones). Y con tres cooperativas de ahorro: Fenacoac con Q425 millones (US$55 millones); Fedecope Q10 millones (US$1.28 millones) y Cooperativa La Prosperidad Q500 mil (US$64 mil).

Nery Espina, dueño de un restaurante y un hotel de Moyuta, Jutiapa, visitó la primera semana de mayo la agencia del CHN en el municipio de El Progreso, pero le dijeron que ya era muy tarde porque habían entregado los fondos. Así que fue a la agencia de Banrural a solicitar Q160,000 (US$20,565). Esperó por dos meses, pero no lo llamaron.

Acudió, entonces, a una oficina de Bantrab dónde lo hicieron repetir cuatro veces la solicitud en diferentes fechas. “Un trabajador me dijo que como este programa no forma parte de su cartera de créditos y no le ayuda a llegar a sus metas, no le presta mayor atención”, explicó Espina.

Erick Cabrera pidió un préstamo por Q70 mil (US$8,997) en el CHN la primera semana de julio, le indicaron que todo el dinero ya había sido entregado. Le sugirieron ir a Banrural, pero allí le explicaron que por orden de Gerencia ya no tramitaban préstamos gubernamentales.

En tanto que un empresario de los libros en Guatemala, se topó con este problema para optar a un crédito que le permitiera sostener su empresa: “Acudí a Banrural. Llené papelería en donde me pedían detallar mis utilidades de años anteriores y los estados de cuenta de la compañía, pero este año mis ingresos bajaron y me rechazaron por eso”, dice.

Actualmente su personal labora con el 60% de su salario, medio tiempo. No logró recibir ayuda de bancos ni del Gobierno. Es por esto que cuando recibe una llamada al celular, espera que sea un cliente interesado en adquirir libros. “En Guatemala necesitamos bibliotecas con presupuesto que ayuden a escritores, editores y librerías. En este país, pocos tienen Q100 para adquirir libros”, lamenta.

Guatemala Leaks consultó al CHN por los beneficiados de este programa. La Unidad de Información Pública argumentó que era información confidencial y se limitó a responder que había otorgado Q89.8 millones (US$12 millones) en 860 préstamos. Un promedio de Q104,418 (US$13,421) cada uno. De estos, Q64.5 millones (US$8 millones) fueron para personas individuales y Q25.3 millones (US$3 millones) para empresas.

Aunque Guatemala Leaks contactó con los bancos Inmobiliario, Banrural y Bantrab, estos respondieron que el CHN aglutina toda la información y no están autorizados para dar a conocer cómo se ha distribuido el dinero. Las cooperativas dieron la misma respuesta. Esto se conocerá hasta 2021, cuando el CHN reporte a la Contraloría General de Cuentas cuántos créditos otorgó, a quién, dónde y el monto.

En cuanto al cuarto fondo de rescate –Protección al empleo y Desarrollo de la Micro, Pequeña y Mediana empresa, de Q400 millones (US$51.41 millones)– que fue aprobado el 1 de abril pasado, este aún no funciona. De acuerdo con el ministerio de Economía, el gobierno tramita con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) este préstamo. La oficina de información del BID confirma que está en trámite.

Giammattei se abstuvo de pedir al Congreso prorrogar el estado de calamidad que terminó el 30 de septiembre. Ese mes, el CHN le dijo a Adán García, un ingeniero en sistemas que solicitó en julio Q60 mil (US$7,712), que su crédito había sido aprobado. “¿Se imagina que fuera para el rescate económico? Primero mueren los rescatados. El país se abrió antes de que llegara el préstamo”.

* (Tipo de cambio utilizado para este reportaje: US$1 por Q7.78. Los montos en dólares fueron aproximados).

 

Esta investigación fue realizada por Luis Ángel Sas y editada por Ana Carolina Alpirez (Ojoconmipisto) y Elsa Cabria (El Intercambio) como parte de la alianza de CLIP con Guatemala Leaks conformada por Agencia Ocote, El Intercambio, Ojoconmipisto y Plaza Pública.

 

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