De sus municipios hacia EE.UU. y de vuelta como deportados

02 marzo 2020

Esta es la primera de tres publicaciones sobre migración realizadas por Nuestro Diario. Huehuetenango, Quiché y San Marcos son los departamentos que más la padecen.

El municipio que más deportados registra es Joyabaj, Quiché. Foto: AGN.

 

Por Sonny Figueroa / Nuestro Diario

 

Guatemala registró en 2019 un récord en las deportaciones desde Estados Unidos, lo que refleja escasez de oportunidades laborales, inseguridad y aumento de la pobreza. La ciudad de Guatemala y Joyabaj, Quiché, son los municipios con más deportaciones en los últimos dos años.

Según el Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), 54 mil 599 fueron deportados, entre los cuales hay 6 mil 733 mujeres y 2 mil 931 menores. Esta cifra superó en 6.17 por ciento los casos de 2018 (51 mil 376 deportaciones).

Entre 2018 y 2019, Joyabaj ha visto regresar a 2 mil 323 de sus y la ciudad de Guatemala, cuya población es de casi un millón de habitantes, tuvo 2 mil 601. Varios municipios de Huehuetenango están entre los más afectados por el número de retornados.

 

Sin futuro

 

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Mónica, una joven de 20 años, entrevistada a la salida de la Fuerza Aérea de Guatemala (FAG) cuando volvía, relató que vive en la capital en un área dominada por las pandillas, motivo por el cual tuvo que irse. Es esquiva y no quiere dar más información. El temor y la incertidumbre se reflejan en su rostro.

“Da miedo porque se pasa mucho sufrimiento. La mayoría de mujeres corre peligro, por ejemplo, tuve compañeras que me contaron que en los grupos donde viajaban las violaban. Cuesta bastante tomar la decisión de irse, no lo volveré a hacer, aunque viva con temor”, admitió Mónica, quien pasó las fiestas de fin de año en un centro de detención en EE. UU.

Su caso es un reflejo de las causas que motivan a los guatemaltecos a huir. En las zonas o colonias dominadas por las pandillas, las mujeres suelen ser presionadas o intimidadas para integrar una mara o ser la pareja de uno de los líderes. En caso de oponerse, son agredidas, violadas o asesinadas brutalmente.

 

Políticas no funcionan

A decir del consultor internacional en temas migratorios Pedro Pablo Solares, el aumento en las deportaciones refleja que las políticas para evitar la migración no han funcionado, especialmente para quienes viven en áreas rurales como Joyabaj. “El aumento en la migración refleja la falta de presencia del Estado en esas áreas”, precisó.

En algunos departamentos las circunstancias sociales obligan a irse, pero en otros ya existe una cultura de migración. Solares señala que en Huehuetenango las personas ven como parte de su vida irse a México o a EE. UU., ya que esto les permitirá continuar con negocios familiares.

Tras ser deportados, los guatemaltecos ingresan a una oficina del IGM, en donde son entrevistados y dicen sus lugares de origen. A decir de Solares, estas cifras variarían si se hiciera una entrevista más a fondo porque en muchas ocasiones las personas dicen que son de la ciudad de Guatemala cuando no es cierto.

“Ellos dicen eso porque toman de referencia el último lugar en el que estuvieron antes de irse, no su lugar de origen. Otros lo dicen para intentar irse de nuevo y no estar lejos”, concluyó.