En 2014, Guatemala ocupó el segundo lugar de casos de nuevas infecciones en el área de Centro América y el Caribe. El año pasado se registraron 1,580 nuevos casos.
Por Pilly Salazar
David *, un joven guatemalteco de 28 años que hace cuatro fue diagnosticado portador de VIH y fue, en un inicio, recibido en la Unidad de Atención Integral en el hospital San Juan de Dios, cuenta cómo ha vivido su diagnóstico. “Es fundamental el proceso de pre y post consejería”, adelanta.
Él es uno de más de 58 mil personas que viven con VIH en Guatemala. En 2014, este país ocupaba el segundo lugar de casos de nuevas infecciones en el área de Centro América y el Caribe, con 57,800. El año pasado, según datos de Indexmundi, se registraron 1,580 más.
Haití encabeza, en la región, el número de nuevos casos con 146 mil. De acuerdo a estadísticas de ONUSIDA de 2015, 78 millones de personas han contraído VIH desde el comienzo de la epidemia a nivel mundial, en la década de los 80. En América Latina, el número de nuevas infecciones en 2014 fue un 17% menor que en 2000.
David se animó a hacerse la prueba cuando ingresó a «las ONG de diversidad”, cuenta. “Cuando supe que era seropositivo, tuve que adoptar un protocolo de seguimiento cada tres meses”. En el hospital San Juan de Dios le indicaron que para comenzar el tratamiento debía esperar a que sus defensas bajaran por completo. “Yo me negué rotundamente”, dice. “Necesitaba que mi cuerpo reaccionara en forma efectiva al tratamiento antirretroviral (ARV)”.
En la Unidad de Atención Integral recibió tanto la pre y la post consejería después de recibir su diagnóstico. “Me atendieron bien en el inicio. De hecho, cuando se me comunicó que era seropositivo lo recibí con calma porque me explicaron en qué consistía ser portador y qué soluciones había”.
“Solicité recibir de inmediato los antirretrovirrales”, adelanta, “a pesar de que mis defensas estaban altas. Y hasta ahora, no he tenido dificultad para recibir el medicamento, ya que me lo provee la clínica familiar Luis Angel García”.
“Mi familia”, prosigue, “se enteró de mi diagnóstico hasta que ya había empezado a recibir el tratamiento. No podía ocultarles las pastillas que tomaba, porque vivía con ellos. Al principio fue muy doloroso. Pero cuando expliqué cómo era la enfermedad y cómo se trataba se calmaron. Ahora, su preocupación es que tome el medicamento”.
Rodrigo Pascal, asesor en DDHH y Género en ONUSIDA Guatemala, hace referencia a los casos que no son como el de David, quien tiene seguro social, acceso a medicamentos y está bajo monitoreo constante. “Este país tiene los recursos del Fondo Mundial y de la cooperación internacional y, en teoría, el abastecimiento debería de ser total”, afirma. Sin embargo, este año el Procurador de Derechos Humanos interpuso una demanda judicial para solicitar que el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social garantice la entrega de medicamentos retrovirrales a todos los afectados.
“El gobierno y el IGSS asumieron en 2015 las metas 90-90-90 para controlar la epidemia en esta región”, recuerda Pascal. “Pero este año se necesitó de una movilización social para presionar por el abastecimiento de medicina”. Estas metas consisten en aumentar en un 90 por ciento la proporción de personas que conozcan su diagnóstico; la de quienes estén sometidas a tratamiento antirretroviral y de quienes estén bajo tratamiento con carga viral indectable”.
El primer caso de VIH/SIDA en Guatemala fue detectado en 1984 . El número de casos registrados por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en 2005 era de 8,685. De 2003 a 2005 murieron 955 personas. Las vías de transmisión más frecuentes son las relaciones sexuales sin uso del condón y de madre a hija o hijo.
*Nombre ficticio
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Esta nota es producto del Diplomado «Periodismo, Fiscalización y Transparencia» que imparte el International Republican Institute (IRI), bajo la coordinación de Laboratorio de Medios, S.A. a periodistas de diversos departamentos de Guatemala. (La asistencia financiera y técnica que el IRI otorga para esta actividad es provista por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense).
